Te prometo anarquía


“El poeta es un pequeño Dios”. Termina el Arte poética de Vicente Huidobro proclamando una rebelde vanguardia en Latinoamérica, el creacionismo. El poeta-artista es como un Dios que crea y destruye imágenes, es iconoclasta. Construye y deconstruye con el lenguaje realidades y mundos posibles. Como un Dios sin determinar, puede constituirse como un montón de contradictorias identidades. Dios padre, dios hijo, dios uno, dios trino, dios de dioses olímpicos o dioses egipcios, dios del capital o dios de la revolución. Pareciera que por medio de la visión del artista la fuerza de la vida fluye deviniendo en la diversidad que conforma al mundo. Arte pagano, arte religioso, arte erotico, arte realista, arte surrealista, arte subversivo, arte marica, arte esquizo, arte clásico, arte romanticista, arte abstracto, arte moderno, arte primitivo, arte vendido, arte por arte, a.r..t...e….

Frente a las posibilidades de creación en el arte y en la sociedad, la gran Máquina Disciplinar instaura en la institucionalización de la vida escolar, académica, judicial, clínica y artística unos lineamientos de lo que es bello, de los que es preferible, de lo que es justo, de lo que es y lo que no es en general. La gran Máquina moldea las posibilidades de la vida a una sola, instaura un orden normativo que discrimina otros posibles. Sin conocer lo que somos y lo que seremos nos guía por un camino tortuoso que determinará lo que debemos ser, nuestros deseos, nuestros aspiraciones y prácticas. Las otras posibilidades en las que podemos ejercer la posibilidad de llegar a ser lo que somos se discriminan en la prohibición, cualquier manera de huir o de atacar la máquina es neutralizada en el castigo o el aislamiento.

Sin embargo, como dice D.H. Lawrence, “We’ve got to live, no matter how many skies have fallen” (Tenemos que vivir, no importan los cielos que hayan caído sobre nosotros). En ese sentido, encuentro en las posibilidades de la creación estética, sea en el arte o en lo que han dado por llamar la estética de la existencia, una ruta de escape y juego ante los esfuerzos de control de la Máquina Disciplinar. Pues en la producción artística a lo largo de la historia, sea en el carnaval medieval, sea en las novelas licenciosas del renacimiento o la ilustración, se ha mostrado la complejidad de la condición humana en todas sus dimensiones, sean estas políticas, sexuales, religiosas, aun cuando estas dimensiones sean moldeadas de una manera por la gran Máquina, la obra de arte aparece como un intento de subvertir ese orden impuesto. Pareciera que es el arte quien más habla de la realidad que la filosofía y la ciencia, preocupados por el deber ser.

Mi apuesta va por encontrar en el arte el lugar otro, en el que se ponen de manifiesto las otras posibilidades de vida. Ver el arte como liberación de los flujos atados por la gran Máquina disciplinaria. El arte una Máquina de guerra en contra de la normalización. Una máquina revestida con la actitud de la A, impulsada por el puño levantado de quienes se abren en guerra a muerte con la disciplinariedad de la sociedad burguesa. En esta apuesta prometo asumir una lucha contra la sociedad disciplinar, prometo anarquía.

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