Un Yonki es enviado a La Habana.

Esta semana Hecho en Saturno de Rita Indiana, la escritora de Republica Dominicana, llegó a mis manos como una libro de regalo, la edición colombiana de Laguna (2019) con una portada llena de color de acrílicos regados se coló en mis lecturas, dejando aún más larga mi lista de libros por leer.

Se trata de una novela corta sobre Argenis Luna, un joven pintor que es enviado por su familia a La Habana, con la esperanza de que se rehabilite de su adicción a la heroína. La estancia de nuestro joven protagonista no es grata, aun cuando conoce a una mujer de “coño dulce”, Susana, ya que el soporte financiero familiar se rompe. De este modo tenemos una posible primera parte con una decadencia física y moral.

Argenis con ayuda de una tía regresa a Santo Domingo y este viaje puede ser leído como una segunda parte: un retorno vengativo, un retorno de lucha, un retorno de restablecimiento de valores, o simplemente como un retorno para sobrevivir y para continuar la vida. Lo interesante  de presentarnos la estancia en las dos ciudades es la visión del artista frente al socialismo, frente al a revolución, frente a la hipocresía de quienes toman una bandera de izquierda y no son tan diferentes de quienes al otro lado del mar sostienen la de la derecha. El querer vivir con las comodidades del capitalismo (comida de lujo, ropa de Prada, casas grandes) no exime a los socialistas. Creo que ese es un punto clave para interpretar o, tal vez es un punto que me hizo pensar en que la adicción del protagonista viene a ser un eco del desprecio que siente por su familia, por la figura del padre, al que parece equipar con Saturno, el dios griego pintado por Goya, quien en el mito se come a sus hijos.

En ningún momento se nos dice de forma explícita el placer del protagonista y el porqué del apego a la droga más allá de lo fisiológico, por ello creo que es importante tener en cuenta la relación padre e hijo. Una relación de amor y odio, de tenis y traje de corbata. En la que el uno es deudor el de otro (en ambos sentidos).

El capitalismo neoliberal, irrumpiendo en las artes con la moda y las tendencias, roba energía de los artistas para pintar. Más allá del problema de las drogas, el problema aquí es el sentido de continuar pintando, continuar viviendo en familia, continuar el intento de construir una sociedad mejor.

“Zeus se salvó de ser devorado por su padre gracias a una piedra. Una piedra oculta en ropa que Saturno se comió pensando que era su hijo. Su madre sabía de qué era capaz José Alfredo y había llenado las maletas de Argenis con piedras para Saturno. Bengoa era la boca que su padre había usado para masticarlo. Si recordaba la leyenda correctamente, algún día lograría vencerlo y lograría que el titán vomitase todo lo que se había tragado, empezando por el boombox” (Rita Indiana, 2019, p: 67).

El problema con la droga es que te embruja y solo pensarás en ella. El problema con la droga es que no tienes energía, cómo te disfrazarás sin energía, cómo engañarás a Saturno tu padre. El problema de la droga es que no puedes defenderla solo estás tieso en la habitación casi que agonizando, entonces no tan tieso, más bien débil ¿por qué quieres vivir si eres débil?

 

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